M.A. Sagaseta lo clasifica como jauzi (Sagaseta, 2011, 242), pero aclara que lo encontró bajo dos denominaciones:
Esta pieza, acabada con uno de los finales comunes… solamente la he encontrado en dos sitios: en Luzaide, donde la cantan como si fuera parte integrante de los Ainhoarrak tanto los Luro como los Lapeire –versión que transcribo– y en la partitura de Fauxtin. Éste nos la brinda justo a continuación de los Ainhoarrak, pero poniendo al margen la palabra Teillagorry suite (Sagaseta, 2011, 242).
J.-M. Guilcher, por su parte, no considera esta pieza un jauzi y la incluye en el apartado dedicado a Ainhoarrak, como segida suya.
La partitura de Fauxtin Bentaberri deja espacio para la duda. Los nombre de los jauzis los coloca encima de los pentagramas, con escritura caligráfica. Los nombres que se encuentran en el margen de la partitura están escritos de otro modo, otra tinta, otra caligrafía. Además de Teilagorri, el jauzi Hegi también tiene esa misma característica. Y por si esto fuera poco, la partitura de Teilagorri finaliza con la palabra «f...leer más
La partitura de Fauxtin Bentaberri deja espacio para la duda. Los nombre de los jauzis los coloca encima de los pentagramas, con escritura caligráfica. Los nombres que se encuentran en el margen de la partitura están escritos de otro modo, otra tinta, otra caligrafía. Además de Teilagorri, el jauzi Hegi también tiene esa misma característica. Y por si esto fuera poco, la partitura de Teilagorri finaliza con la palabra «fin» y, a continuación y en el mismo pentagrama la palabra «suite» y tras bajo ella comienzan dos secuencias motoras.
A todo esto se suma la explicaciones de Sagaseta sobre la diferencia entre la partitura escrita y la práctica de Bentaberri en Luzaide:
Las versiones de Fauxtin y de Luzaide son casi iguales, menos en lo siguiente: que Fauxtin incluye en los puestos VII y VIII, dos secciones que en Luzaide las ignoran del todo… Pero resulta que, aún después de cantarles dicho periodo a unos y a otros, nadie lo reconocía, a nadie le sonaba aquella música. Incluso Bernardo Lapeyre llegó a decir que casi juraría que Fauxtin jamás tocaba aquellas melodías (Sagaseta, 2011, 242).