Es una jota bailada a lo suelto, que está pensada para ser bailada en honor de alguien o delante de alguien. Para ello, los danzantes se colocan en dos filas de a cuatro, situándose el Bobo entre ellas. En unos primeros movimientos, los danzantes bailan entre ellos realizando figuras y cruces, pero a continuación van saliendo de uno en uno a bailar delante de la persona homenajeada (como se hace, por ejemplo, en la Jota de Otsagabia). Cada uno puede bailar entonces de manera improvisada. En algunos casos y para reducir la duración de la danza, los danzantes salen de dos en dos, siendo siempre el Bobo el último en salir a bailar.
Los danzantes bailan con castañuelas para acompañar el ritmo.
La música de esta jota pertenece al repertorio de Julián Romano (Gaiteros de Pamplona, 1990), habiéndose adaptado a la coreografía.