SAN GREGORIO OSTIENSE
San Gregorio venía a predicar por los pueblos de estos valles. Y, aunque llegaba cansadísimo a Mues, nadie le quiso dar posada. Entonces, él emprendió el camino que iba hacia arriba, al monte, y, en el momento en que llegó a lo más alto, cayó muerta la mula y allí se quedó San Gregorio. Pero, por su falta de caridad, les echó una maldición a los de Mues:
–Mues, Muesaja,
en cada casa una raja.
Y, por lo visto, es cierto, porque raja que se hace, raja que se queda.