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En las dos últimas décadas, en un afán de democratizar y contrarrestar la visión elitista de las instituciones encargadas de la gestión del patrimonio cultural vinculadas al proyecto de la modernidad, se ha producido un giro participativo en las políticas patrimoniales. Este artículo analiza las transformaciones silenciosas en las que se produce este cambio, así como la violencia sistémica y simbólica que implica el régimen patrimonial. Para hacerlo se analizan dos dimensiones: (1) las tecnologías legales en las que se ha reflejado el imperativo de la participación, como la incorporación del requisito de la participación en normas, convenciones y otros aparatos legales patrimoniales, particularmente en el caso del Estado español; y (2) la base conflictual del mismo a través de un ejemplo del proyecto de investigación ParticiPAT. En la primera dimensión, entre los principales corpus legales que han introducido los procesos participativos en la gestión patrimonial destacan la Convención del Patrimonio Inmaterial de la Unesco de 2003, La Convención de Faro del Consejo de Europa de 2005 o las Recomendaciones de la Unesco sobre Paisajes Históricos Urbanos de 2011. En la segunda dimensión, se analizan los conflictos que surgieron a raíz de pintar de azul la Iglesia de Nuestra Señora das Areas en Fisterra (Galicia, España) y la petición de participación en la toma de decisiones por parte de las asociaciones de la zona. Para analizar estas dos dimensiones, se parte de tres conceptos: régimen patrimonial, transformaciones silenciosas de François Jullien y los modelos de violencia de John Galtung.