El Ingurutxo en Uitzi se baila de manera esporádica durante las fiestas patronales. Y cuando se hace no siempre se baila en su totalidad. La duración del ingurutxo depende de la voluntad de los txistularis y dantzaris. De hecho, el ingurutxo cuenta con tres danzas: Inguru handia, Inguru txikia y Billantzikoak. Entre los Inguru handiak se hacen puentes (zubiak). La primera pareja levanta el pañuelo que la une y el resto de bailarines pasan por debajo. A continuación, el primer y último dantzar...leer más
El Ingurutxo en Uitzi se baila de manera esporádica durante las fiestas patronales. Y cuando se hace no siempre se baila en su totalidad. La duración del ingurutxo depende de la voluntad de los txistularis y dantzaris. De hecho, el ingurutxo cuenta con tres danzas: Inguru handia, Inguru txikia y Billantzikoak. Entre los Inguru handiak se hacen puentes (zubiak). La primera pareja levanta el pañuelo que la une y el resto de bailarines pasan por debajo. A continuación, el primer y último dantzaris, denominados mayordomos o danbolin nagusia, bailan frente a frente un Zortziko o Bilantziko. Tras el último Inguru haundi todas las parejas bailan el Belauntzikoa. Después la música cambia de ritmo y se bailan los Inguru txikiak con las parejas bailando sueltas, sin pañuelo que las una. También se puede bailar el fandango y la porrusalda o bizkaiko.
El ingurutxo de Uitzi se dejó de bailar hacia 1948. En sus últimos años se bailaba, esencialmente, en las fiestas patronales, pero antiguamente podía ser bailado en otras ocasiones, como pueden ser los carnavales (Beltran, 2016, 14). En estas ocasiones, si no había músicos, los participantes cantaban las melodías o se acompañaban de alguna armónica ocasional. En 1967 el grupo Argia Dantza Taldea, de Donostia, comenzó a investigar los ingurutxos del Valle de Larraun. En 1969 llevaron al e...leer más
El ingurutxo de Uitzi se dejó de bailar hacia 1948. En sus últimos años se bailaba, esencialmente, en las fiestas patronales, pero antiguamente podía ser bailado en otras ocasiones, como pueden ser los carnavales (Beltran, 2016, 14). En estas ocasiones, si no había músicos, los participantes cantaban las melodías o se acompañaban de alguna armónica ocasional. En 1967 el grupo Argia Dantza Taldea, de Donostia, comenzó a investigar los ingurutxos del Valle de Larraun. En 1969 llevaron al escenario el ingurutxo de Iribas. La investigación comenzada por Juan Mari Beltran, continuó en el resto del Valle. Mientras, el grupo Ortzadar Euskal Dantzari Taldea, de Iruña, investiga el ingurutxo de Uitzi en 1975 y lo lleva al escenario en el año siguiente. Ello no supuso, sin embargo, la recuperación en Uitzi. Hubo que esperar a que en 2002 se pusiera en contacto J.M. Beltran con varios padres y madres jóvenes de Uitzi, para recuperarlo:
En el año 2002 se comenzó a organizar junto a un grupo de padres jóvenes de Uitzi el baile del Ingurutxo durante las fiestas patronales de san Miguel. Así se hizo ininterrumpidamente hasta el año 2006. Al atardecer de la víspera del día de san Miguel nos juntábamos en la planta baja del local social del pueblo para ensayar el Ingurutxo. Allí, bajo la dirección del fenomenal danzador de Iribas, Juan Luis Ibarra Argiñena, preparábamos lo que se bailaría en la plaza al mediodía del día siguiente. (Beltran, p.5)
La iniciativa duró hasta 2006. Desde entonces, el ingurutxo se baila de manera irregular, sin tener una verdadera continuidad. La colección musical más completa de melodías del ingurutxo de Uitzi parecen ser obra de Cipriano Garro, organista de Uitzi (Beltran, 2016, 17). Dado que falleció en 1925, las partituras han de ser necesariamente anteriores. Respecto a la coreografía, sabemos que Martin Martinena “estaba completamente de acuerdo con las danzas y el orden en el que estas aparecen en las partituras” (Ídem). Martinena fue, igualmente, el informante principal de Ortzadar. Sin embargo, poco sabemos de cómo se inicia el baile. Beltrán nos da alguna información, pero no necesariamente de Uitzi:
Había dos modos de dar comienzo al Ingurutxo: 1.- Cuando estaba ya determinado con anterioridad y era conocido por todos tanto el lugar como la hora de comienzo del Ingurutxo. En esos casos, la gente se juntaba a la hora y en el lugar correspondiente y el tamborilero comenzaba a tocar una tras otra todas las melodías del Ingurutxo. 2.- Cuando no estaba fijada la hora de comienzo del Ingurutxo. (Beltran, 2016, 15)
En el manuscrito de Uitzi las partituras (y las danzas) aparecen en su orden de ejecución. En toda la información recogida en el Valle de Larraun sobre los ingurutxos se ha recogido información sobre las tres danzas que lo conforman: inguru handiak, billantziko o zortziko e inguru txikiak (Beltran, 2016, 40). En ningún caso parece la Soka dantza, que sí está presente en Leitza:
En las entrevistas realizadas con las personas mayores de Larraun ha quedado claro que esta es la estructura y el orden general de los grupos de danzas que componen el repertorio del Ingurutxo. Dentro de cada grupo puede cambiar el orden de las danzas, se pueden repetir las mismas... todo ello a voluntad de los tamborileros o los danzadores. Se puede decir lo mismo acerca de la duración de cada danza. Estas podían ser tocadas repitiéndolas más o menos veces en función del deseo de los músicos, de los danzadores o del ambiente (Ibídem, 41).
Como ocurre con otras danzas, Francisco Arrarás también da su versión del Ingurutxo de Uitzi. Pese a los datos recogidos por Beltran, Arraras entiende que el Ingurutxo consta de cuatro danzas diferentes o «partes independientes»: Soka dantza, Zortziko, Ingurue e Ingurutxoa (Arrarás, 1987, 115). Como es habitual en él, no da información sobre sus informantes. Su descripción se basa en el Ingurutxo de Leitza y sus principales diferencias con respecto a Beltran y la investigación de Ortzadar radican en la Soka dantza y los Zortzikos. Como se ha comentado, Beltran en ningún momento documenta la Soka dantza. Arrarás, igual que hace para otros ingurutxos, hablará de una primera Soka dantza masculina en la que los chicos entran de la mano en la plaza. En primer y último lugar se colocan los mayordomos y, junto a ellos, los «lagunak o compañeros. Tras un puente que Arrarás considera seleccionador, los lagunak salen a por las chicas. La melodía de la Soka dantza cambia cuando estas van siendo introducidas en la soka. Una vez formada la soka mixta, los mayordomos bailarían a sus compañeras el primer Belauntziko o Zortziko (Arrarás, 1987, 116). Para ello, los mayordomos se soltarán de la cadena y bailarán enfrentados a sus parejas. A continuación, los mayordomos se colocan en medio del semicírculo de dantzaris para bailar, enfrentados, un nuevo Zortziko (Ibídem, 118). Aún bailarán un tercer Zortziko, esta vez delante de las autoridades, que se encuentran entre el público. Y una vez más ante el público en general. Tras los zortzikos se bailaría dos veces el Inguru haundia (que Arraras denomina «Ingurue») y tras los que se realizarían los correspondientes «zubiak» o puentes; y el Inguru txiki («Ingurutxoa» es el nombre que le da Arrarás). El baile finaliza con Fandango y Porrusalda.
Los txistularis se contrataban para fiestas. Cuando la cuadrilla de jóvenes tenía dinero, también se contrataban por carnaval:
Los tamborileros y músicos eran contratados generalmente una o dos veces al año. Una para las Fiestas Patronales, que era fija, y según las posibilidades económicas del momento los jóvenes podían contratarlos también para carnavales (Beltran, 2016, 14).
Ya hemos nombrado al txistulari que tocaba en las fiestas de Uitzi a comienzos del siglo XX: Xalbador Mutuberria con su hijo al atabal (Beltran, 2016, 20). Esta pareja cambió los papeles los últimos años de su paso por Uitzi. El hijo comenzó a tocar el acordeón y el padre lo acompañaba con el atabal (Ibidem, 21). Los Mutuberria acudieron a Uitzi hasta finales de los años 30 del siglo pasado. Enseñaron el txistu a un grupo de Uitzi que fue el encargado de tocar el Ingurutxo hasta que este se dejó de bailar en 1948 (Ibídem, 22). La principal fuente de información sobre las melodías del Ingurutxo de Uitzi las encontramos en el cuaderno supuestamente escrito por Zipriano Garro, que era organista en Uitzi. Desconocemos a quién tomó la música el transcriptor. Con posterioridad, el P. Donostia recibe en 1934 unas partituras de Manuel Viscarret, que titula «Larraungo Ingurutxoak» y que procederían de «Xubita, el zarra» (Donostia, 1994, 2131). No se especifica el pueblo de origen. Beltran compara las partituras del manuscrito de Uitzi con las que ofrece Donostia:
1575.- Larraungo Ingurutxoak 1 (similar a la danza número 8 de Uitzi). 1576.- Larraungo Ingurutxoak 2 (danza del InguruTxiki con muchas variaciones). 1577.- Larraungo Ingurutxoak 3 (la primera parte es como la primera del número 9 de Uitzi y la segunda como la segunda parte de la número siete de Uitzi. 1578.- Larraungo Ingurutxoak 4 (Tiene algún parecido con la quinta parte de la número 9 de Uitzi). 1579.- Larraungo Ingurutxoak 5 (similar a la número 7 de Uitzi) (Beltran, 2016, 16).
A partir de esta comparación y teniendo en cuenta que en los años que recibe Donostia esta documentación es probable que los txistularis que tocaban en Uitzi fueran los zubietarras Xalbador Mutuberria y su hijo, Beltran se atreve a aventurar que «Xubita» pudiera ser «Zubieta». «El zarra» (de zaharra, viejo) sería un apodo que lo distinguiría de su hijo, que le sucedería en el cargo. «Quién sabe«, concluye Beltran (Beltran, 2016, 16)
PRESENTACIÓN
El Ingurutxo en Uitzi se baila de manera esporádica durante las fiestas patronales. Y cuando se hace no siempre se baila en su totalidad. La duración del ingurutxo depende de la voluntad de los txistularis y dantzaris. De hecho, el ingurutxo cuenta con tres danzas: Inguru handia, Inguru txikia y Billantzikoak. Entre los Inguru handiak se hacen puentes (zubiak). La primera pareja levanta el pañuelo que la une y el resto de bailarines pasan por debajo. A continuación, el primer y último dantzar...leer más
El ingurutxo de Uitzi se dejó de bailar hacia 1948. En sus últimos años se bailaba, esencialmente, en las fiestas patronales, pero antiguamente podía ser bailado en otras ocasiones, como pueden ser los carnavales (Beltran, 2016, 14). En estas ocasiones, si no había músicos, los participantes cantaban las melodías o se acompañaban de alguna armónica ocasional.
En 1967 el grupo Argia Dantza Taldea, de Donostia, comenzó a investigar los ingurutxos del Valle de Larraun. En 1969 llevaron al e...leer más
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Ropa de calle
Los txistularis se contrataban para fiestas. Cuando la cuadrilla de jóvenes tenía dinero, también se contrataban por carnaval:
Los tamborileros y músicos eran contratados generalmente una o dos veces al año. Una para las Fiestas Patronales, que era fija, y según las posibilidades económicas del momento los jóvenes podían contratarlos también para carnavales (Beltran, 2016, 14).
Ya hemos nombrado al txistulari que tocaba en las fiestas de Uitzi a comienzos del siglo XX: Xalbador Mutuberria con su hijo al atabal (Beltran, 2016, 20). Esta pareja cambió los papeles los últimos años de su paso por Uitzi. El hijo comenzó a tocar el acordeón y el padre lo acompañaba con el atabal (Ibidem, 21).
Los Mutuberria acudieron a Uitzi hasta finales de los años 30 del siglo pasado. Enseñaron el txistu a un grupo de Uitzi que fue el encargado de tocar el Ingurutxo hasta que este se dejó de bailar en 1948 (Ibídem, 22).
La principal fuente de información sobre las melodías del Ingurutxo de Uitzi las encontramos en el cuaderno supuestamente escrito por Zipriano Garro, que era organista en Uitzi. Desconocemos a quién tomó la música el transcriptor.
Con posterioridad, el P. Donostia recibe en 1934 unas partituras de Manuel Viscarret, que titula «Larraungo Ingurutxoak» y que procederían de «Xubita, el zarra» (Donostia, 1994, 2131). No se especifica el pueblo de origen. Beltran compara las partituras del manuscrito de Uitzi con las que ofrece Donostia:
1575.- Larraungo Ingurutxoak 1 (similar a la danza número 8 de Uitzi).
1576.- Larraungo Ingurutxoak 2 (danza del InguruTxiki con muchas variaciones).
1577.- Larraungo Ingurutxoak 3 (la primera parte es como la primera del número 9 de Uitzi y la segunda como la segunda parte de la número siete de Uitzi.
1578.- Larraungo Ingurutxoak 4 (Tiene algún parecido con la quinta parte de la número 9 de Uitzi).
1579.- Larraungo Ingurutxoak 5 (similar a la número 7 de Uitzi) (Beltran, 2016, 16).
A partir de esta comparación y teniendo en cuenta que en los años que recibe Donostia esta documentación es probable que los txistularis que tocaban en Uitzi fueran los zubietarras Xalbador Mutuberria y su hijo, Beltran se atreve a aventurar que «Xubita» pudiera ser «Zubieta». «El zarra» (de zaharra, viejo) sería un apodo que lo distinguiría de su hijo, que le sucedería en el cargo. «Quién sabe«, concluye Beltran (Beltran, 2016, 16)
Arrarás, Francisco (1987): Danzas e indumentaria de Navarra. Merindad de Pamplona. Principe de Viana. Pamplona. pp. 115-119.
Beltran, J.M. (Ed.) (2016): Larraungo herri-dantzak (Danzas populares en el Valle de Larraun). Ed. Soinuenea Fundazioa, Oiartzun.
Beltran, J.M. (Ed.) (2016): Larraungo herri-dantzak (Larraungo herrietan XX. mende hasieratik erdialdera arte egiten ziren dantzak). Ed. Soinuenea Fundazioa, Oiartzun.
Donostia, J.A. de (1994): Obras completas. Tomo IX. Editor ...leer más