Antiguamente los músicos que acudían al pueblo comían en una casa particular y desde ahí se dirigían a la plaza o a la era donde se iba a celebrar el baile. Esto lo hacían al son de una melodía, una biribilketa. En ese camino al baile, se les sumaba la gente que así lo quería, o bien lo hacían en la misma plaza o era, en la que esperaban al cortejo musical. En la tradición actual, esta kalejira o martxa (como se la denominaba) se realiza tanto al inicio como al final del ingurutxo.